¿A qué me refiero con esto?
La mente es un arma de doble filo, puede prepararte
o predisponerte ante algo o alguien, puede hacerte creer que tus limitaciones
son muchas o puede hacerte creer que no hay límites.
En nuestra mente tenemos muchas dudas y preguntas:
¿Podré trabajar en esa empresa?, ¿Seré capaz de terminar la carrera?, ¿Podré
formar un hogar?, ¿Seré capaz de lograr lo que quiero?, dudas que son normales
y preguntas que parecen ser necesario hacerlas.
Cada pregunta tiene una respuesta y es esta la que
hace que las cosas sucedan o no.
Hagamos un ejercicio: frente a una situación difícil,
un reto, un sueño o un anhelo, ¿Qué preguntas surgen en tu interior?
Evaluemos esas preguntas y sus posibles respuestas:
¿Qué pasa si nos preguntamos?: ¿Seré capaz de tener éxito en mi negocio?,
¿Cuáles son las posibles respuestas?, podrían ser: Si o No, una
respuesta muy corta, ¿no crees?, si es SI vienen más dudas tales como:
¿Será que puedo?¿Tendré las herramientas o habilidades?, preguntas que
cuestionan nuestra capacidad y al final de cuentas nos frustran; y si decimos NO
vienen muchas afirmaciones que nos lastiman tales como: "Soy un
fracasado", "Jamás voy a lograrlo", "No nací para
esto".
Peor aún, si no es ni Si ni No, entonces cometemos
un gran error, las respuestas se vuelven excusas que solo justifican nuestra
falta de iniciativa y nos lleva a la comodidad.
Ahora analicemos una pregunta de profundidad, ¿Cómo
puedo hacer para tener éxito en mi negocio?, veamos la GRAN DIFERENCIA
¿Cuáles serían las posibles respuestas?, EXACTO!! SOLUCIONES!!! Nuestra
mente comienza a trabajar, a buscar opciones que podremos evaluar, a trazar UN
CAMINO. Esa es la diferencia entre una buena pregunta y una pregunta
equivocada.
Si realmente deseas obtener mejores respuestas de
la vida, es hora de comenzar a hacerte preguntas que saquen lo mejor de ti.
Jaime
Guevara
Es Momento de Crecer JG³
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